Un lamentable Cartaya se suicida en San José ante un colista que le puso la cara roja como un tomate. El equipo de Limón no carbura. A pesar de las bajas el rival no aparentó ser superior. Vuelve a las andadas.

La cabra siempre tira al monte y ayer, el Cartaya, se comió todo el pasto que había en San José de la Rinconada, ante el último clasificado de la liga, en un partido lamentable que retrató todos los males que asolan al conjunto de Limón, sin alma, sin corazón, sin juego y sin plan. En su descargo decir que se presentó en el Felipe del Valle con sensibles bajas, desde el entrenador, en grada, pasando por Sebas, Sergio y Aitor. Aún así, siempre dio la impresión que enfrente tuvo a un equipo menor al que le temblaba todo por su situación en la tabla clasificatoria. Ni por esas. Este equipo se ha caído de forma lastimosa y ayer dejó claro que la victoria ante el Algabeño de la anterior jornada fue una raya en el agua, un milagro.

Empezó el Cartaya la Liga como un tiro y ahora existe la sensación que nos engañó a todos. Sigue teniendo el mejor once del campeonato libra por libra, cuando no falta nadie. Pero hasta los titulares están sufriendo un tipo de contagio que no se adivina el alcance. Ni el remedio. Por eso urge que el entrenador tome una decisión drástica. No se puede aguantar que haya jugadores, muchos de ellos, que no sean capaces de dar un pase a un metro, ni que desborden, ni que tengan dudas sobre que esto es un deporte de equipo.

El primer retrato llegó a los doce de partido, a la salida de un córner, con una defensa cartayera sin fijar del todo la marca. Apareció Ismael, que pasaba por allí y la enchufó a la escuadra de la portería de Bocanegra. Hasta llegar ahí el San José era una jara verde, mientras que el Cartaya intentaba tomar posiciones en el campo.

Dentro de la primera parte no aconteció nada más de relevancia, solo la tarjeta amarilla a Franci Ruiz, que a la postre iba a resultar determinante. El central fue expulsado en el 77 de juego. Y la primera la vio por protestar donde no cabía protesta alguna. En fin. Otro partido con expulsados.

Se esperaba un Cartaya diferente en la reanudación, un equipo consecuente con su situación y fue un fantasma en toda regla. En los 96 minutos que alcanzó el partido tiró una vez a puerta, en el 95, por medio de Isaac, balón que despejó el portero Sebas.

Ya en el 96, con Bocanegra arriba a la desesperada, llegó el segundo local a puerta vacía. Daba lo mismo por uno que por dos. Pero lo que queda, aparte de la dolorosa derrota, es la sensación de que el equipo no existe. Se está dejando mecer por la marea y las olas le conducen a ninguna parte o a estrellarse con las rocas sin haber rocas. Porque el San José, con nada, volvió a ponerle la cara roja como un tomate. Y ya va siendo hora que Limón endurezca las penas. Porque hay futbolistas que se fueron hace un mes y todavía no han vuelto ni tienen el billete comprado.

San José: Sebas, Alvi, Dani, Ernesto, Ismael, Rubén, Calderón (Lobo), Varona (Joaqui), Sabo (Cubero), Álvaro (Oskita) y Sosa (Salva).

Cartaya: Bocanegra, Manolo, Novoa, Quino, Franci Ruiz, Mario, Souto (Isaac), Fernando Vaz (Canito), Dani Pérez, Lolo y Pitu (Guille).

Goles: 1-0 m. 12 Ismael; 2-0 m. 96 Oskita.

Árbitro: Mal sin tener influencia en el marcador. Amonestó por los locales a Rubén y por los visitantes a Franci Ruiz en dos ocasiones, por lo que fue expulsado en el 77 de partido.

Incidencias: Unas 300 personas.